Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas.
Referencias:
Mateo 5:6
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
1 Samuel 22:5
Y el profeta Gad dijo a David: No te quedes en el refugio; vete y entra en la tierra de Judá. Y David se fue y entró en el bosque de Haret.
Salmos 31:9
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.
Salmos 42:2
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?
Salmos 78:34
Cuando los hería de muerte, entonces le buscaban, y se volvían y buscaban con diligencia a Dios;
Salmos 84:2
Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
Salmos 118:28
Tú eres mi Dios, y gracias te doy; tú eres mi Dios, yo te exalto.
Salmos 119:20
Quebrantada está mi alma anhelando tus ordenanzas en todo tiempo.
Salmos 143:6
A ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra sedienta. Selah
Isaías 26:9
En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia; porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios, aprenden justicia los habitantes del mundo.
Isaías 55:1
Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario