Tomado de: JoseViera
Hay un gran número de cristianos que no ven nada de malo en celebrar a Halloween. Para ellos, esta es una fiesta divertida y nada más. Sin embargo, también hay muchos cristianos que se rehúsan a participar de Halloween. ¿Quién tiene la razón? ¿Habla la Biblia sobre Halloween? Contestemos la última pregunta primero: La Biblia no dice nada respecto a Halloween. Sin embargo, hay muchas otras cosas que la Biblia no menciona específicamente por nombre pero son malas. Por ejemplo, la Biblia nunca dice: "No uses drogas". Pero todos sabemos, que las drogas son malas para uno. En otras palabras, hay cosas que no están declaradas literalmente en la Biblia, pero debemos abtenernos de ellas.
Aunque Halloween no aparece en la Biblia, gran mayoría de los creyentes se niegan a participar de ese día. No podemos cerrar nuestros ojos al aspecto histórico de esta fiesta: Queda comprabado, históricamente hablando, que la forma actual de Halloween, no es otra cosa sino una mixtura de ritos paganos del segundo siglo antes de Cristo, con ritos paganos del catolicísmo romano, que se acomodaron muy bien para satisfacer el gusto popular.
En Efesios 5.11 tenemos una base sólida para rechazar a Halloween; allí leemos lo siguiente: "No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas" (NVI). Leemos el mismo versículo en la versión Reina-Valera 1960: "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas".
La fiesta de Halloween habla de
brujas, espíritus, fantasmas, muertos, demonios, diablo, supersticiones,
magia y mucho más. Ninguna de estas cosas están relacionadas con la luz
de Dios, sino que todas hablan de las tinieblas. La Biblia, en Efesios
5.11, nos dice que "no participemos de las tinieblas", o sea, que "no
tengamos nada que ver" con esas cosas. Como dicen: "más claro no canta
un gallo".
Aun los satanistas y las personas envueltas en el ocultismo reconocen a Halloween como el día más sagrado en su calendario religioso. ¿Por qué, pues, muchos cristianos siguen empeñados en participar de algo que claramente no es de Dios? Halloween no es de Dios ni para Dios; sino que es un día donde muchos le rinden culto al príncipe de las tinieblas. Esto no quiere decir que los cristianos deben esconderse en ése día. ¡No, y mil veces no! Somos luz, y por lo tanto no debemos escondernos (Lucas 11.33). Pero tampoco debemos dejarnos arrastrar por la corriente de este mundo. No podemos llamar bueno lo que claramente es malo (Isaías 5.20; Amós 5.14).
La Iglesia Católica, para satisfacer el gusto popular, introdujo su fiesta del "Día de los Santos", mezclándola con el "Día de Samán" y el "Día de Pomona"-- y nunca pudo eliminar la tradición druida. ¡Eso es lo que pasa cuando queremos complacer el gusto popular. El gusto popular todavía sigue demandando y pidiendo. Pero los cristianos tenemos que ser valientes y no comprometer nuestros principios bíblicos. Si hacemos concesiones al mundo y a sus tradiciones, perderemos nuestro sabor de "sal de la tierra" y no serviremos para nada (Lucas 14.34-35). A continuación presento algunos de los elementos más importantes de esta celebración:
La calabaza cortada
Los celtas celebraban el culto de la cabeza cortada, en la cual representaban a uno de sus dioses. Para ellos, la cabeza era la sede del alma, atribuyéndole enormes poderes, tales como: moverse, hablar, cantar, profetizar y otorgar fecundidad a la tierra. La idea de ahuecar las calabazas, o sea, hacerle ojos, boca y nariz, -- de modo que se pareciera a un rostro humano o una cabeza cortada --, vino de los inmigrantes irlandeses y franceses (descendientes de los antiguos celtas).
Hay un sólo Dios, Creador del cielo y la tierra y del ser humano, que se merece toda nuestra alabanza y adoración (Isaías 45.5,6,14,18,21-22; 46.9; 48.11; Jeremías 10.10; Juan 17.3; 1 Tesalonicenses 1.9; 1 Juan 5.20). No le rendimos culto a otros dioses que son el producto de la imaginación humana. La calabaza ahuecada es un símbolo del antiguo culto de la cabeza cortada. En ningún momento glorifica a Dios sino que es un recordatorio de una religión pagana a la cual Dios se opone.
Los fantasmas y "Jack de la linterna"
La costumbre de prender linternas y vestirse de fantasmas tuvo su origen de una antigua leyenda irlandesa. Según esta leyenda, "Jack de la Linterna" fue un hombre que al morir no pudo entrar al cielo por ser muy avaro. Tampoco pudo ir al infierno porque no respetaba al diablo, sino que se burlaba de él. Por lo tanto, Jack fue condenado a vagar por la tierra con una linterna hasta el día del juicio final. Algunos pudieran decir que todo esto es bien inocente y divertido; y que "¡no hay nada de malo!" Gran mayoría de la gente está bien familiarizada, gracias a la industria del cine y televisión, con las manifestaciones de fantasmas y espíritus. Allí se nos da un cuadro imperfecto y muchas veces erróneo, del mundo de los espíritus. La televisión nos hace ver que hay espíritus buenos y otros malos. Sin embargo, la Palabra de Dios claramente enseña que estas "manifestaciones" espirituales del otro mundo son productos del espiritismo y la consulta a los muertos, lo cual Dios prohibe (Levítico 20.27; Deuteronomio 18.10; Jeremías 27.9-10; Apocalipsis 21.8; 22.15).
"Trick or Treat"
"Trick or treat" es una frase muy común usada por los que participan en la celebración de Halloween. "Trick" significa truco o maldad; "treat" significa obsequio o regalo. La idea de la frase es bien simple: ?Me das un regalo o te hago una maldad. Esta frase no es tan inocente como se presenta, sino que habla de un aspecto histórico y verídico de esta celebración: En aquella noche, mucha gente se disfrazaba e iba en busca de ofrendas para los espíritus. Cuando alguien no les daba una ofrenda, ellos le hacían daño con sus bastones, los cuales muchas veces tenían puntas bien afiladas. Una vez más el significado: "Me das un regalo o te hago una maldad". La idea o insinuación de hacerle daño a otra persona es antibíblica (Romanos 12.17-19; 13.10; 1 Tesalonicenses 5.15; 1 Pedro 3.9).
Los disfraces
El uso de máscaras o disfraces ha sido una práctica muy popular en los ritos de magias y ceremonias paganas de muchos pueblos primitivos. Se usaban los disfraces para representar los espíritus que invocaban, para las danzas, para las guerras y otras actividades. Sin embargo, el propósito principal de la utilización de disfraces era esconder la identidad de la persona, lo cual pone en manifiesto el verdadero deseo de Satanás de ser adorado. "Y esto no es nada raro, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz" (2 Corintios 11.14, DHH).
"Tenemos que ser diferentes"
No hay duda alguna que Dios espera que seamos diferentes. La iglesia de Cristo no es de este mundo y no debe "perderse" en las tradiciones de este mundo, especialmente si éstas no glorifican a Dios. Halloween nunca ha sido ni será un tributo a la luz ni a las cosas de Dios. ¡Halloween ni siquiera pretende ser eso! Esta fiesta no es otra cosa sino la continuación de un culto pagano que ha ido obteniendo la aceptación de muchos en la iglesia de todos los tiempos. La Palabra nos enseña que "no podemos servir a dos señores" (Lucas 16.13); y el Señor nos reta a que nos apartemos de toda iniquidad (2 Timoteo 2.19). La Biblia Católica Harder, mejor que ninguna otra dice así: "Apartaos de toda apariencia de mal" (1 Tesalonicenses 5.22). Es interesante el lenguage que usa esta versión: En ningún momento dice que nos apartemos del mal o de lo que claramente ha sido definido como el mal; sino que todo aquello que se parezca a lo malo. Esto es bien importante, pues, hay muchas cosas que a simple vista no se ven malas, pero cuando nos detenemos a mirarlas con más atención, buscando sinceramente la verdad, nos damos cuentas que tienen apariencia de mal. La Biblia nos dice que en tal situación debemos apartarnos de eso.
Como creyentes, tenemos la responsabilidad de evaluar las actividades que practicamos: ¿Glorifican a Dios? ¿Edifican la vida espiritual? ¿Contribuyen a la evangelización de este mundo? O, ¿tienen apariencia de mal? Creo que el lector es bien entendido de lo que el Señor nos comunica a través de este artículo. Oro al Señor para que este material sea usado para llevar bendición al pueblo de Dios y que todos podamos hacer lo que es correcto ante Dios y el mundo que nos rodea y que constantemente nos está observando.
Aun los satanistas y las personas envueltas en el ocultismo reconocen a Halloween como el día más sagrado en su calendario religioso. ¿Por qué, pues, muchos cristianos siguen empeñados en participar de algo que claramente no es de Dios? Halloween no es de Dios ni para Dios; sino que es un día donde muchos le rinden culto al príncipe de las tinieblas. Esto no quiere decir que los cristianos deben esconderse en ése día. ¡No, y mil veces no! Somos luz, y por lo tanto no debemos escondernos (Lucas 11.33). Pero tampoco debemos dejarnos arrastrar por la corriente de este mundo. No podemos llamar bueno lo que claramente es malo (Isaías 5.20; Amós 5.14).
La Iglesia Católica, para satisfacer el gusto popular, introdujo su fiesta del "Día de los Santos", mezclándola con el "Día de Samán" y el "Día de Pomona"-- y nunca pudo eliminar la tradición druida. ¡Eso es lo que pasa cuando queremos complacer el gusto popular. El gusto popular todavía sigue demandando y pidiendo. Pero los cristianos tenemos que ser valientes y no comprometer nuestros principios bíblicos. Si hacemos concesiones al mundo y a sus tradiciones, perderemos nuestro sabor de "sal de la tierra" y no serviremos para nada (Lucas 14.34-35). A continuación presento algunos de los elementos más importantes de esta celebración:
La calabaza cortada
Los celtas celebraban el culto de la cabeza cortada, en la cual representaban a uno de sus dioses. Para ellos, la cabeza era la sede del alma, atribuyéndole enormes poderes, tales como: moverse, hablar, cantar, profetizar y otorgar fecundidad a la tierra. La idea de ahuecar las calabazas, o sea, hacerle ojos, boca y nariz, -- de modo que se pareciera a un rostro humano o una cabeza cortada --, vino de los inmigrantes irlandeses y franceses (descendientes de los antiguos celtas).
Hay un sólo Dios, Creador del cielo y la tierra y del ser humano, que se merece toda nuestra alabanza y adoración (Isaías 45.5,6,14,18,21-22; 46.9; 48.11; Jeremías 10.10; Juan 17.3; 1 Tesalonicenses 1.9; 1 Juan 5.20). No le rendimos culto a otros dioses que son el producto de la imaginación humana. La calabaza ahuecada es un símbolo del antiguo culto de la cabeza cortada. En ningún momento glorifica a Dios sino que es un recordatorio de una religión pagana a la cual Dios se opone.
Los fantasmas y "Jack de la linterna"
La costumbre de prender linternas y vestirse de fantasmas tuvo su origen de una antigua leyenda irlandesa. Según esta leyenda, "Jack de la Linterna" fue un hombre que al morir no pudo entrar al cielo por ser muy avaro. Tampoco pudo ir al infierno porque no respetaba al diablo, sino que se burlaba de él. Por lo tanto, Jack fue condenado a vagar por la tierra con una linterna hasta el día del juicio final. Algunos pudieran decir que todo esto es bien inocente y divertido; y que "¡no hay nada de malo!" Gran mayoría de la gente está bien familiarizada, gracias a la industria del cine y televisión, con las manifestaciones de fantasmas y espíritus. Allí se nos da un cuadro imperfecto y muchas veces erróneo, del mundo de los espíritus. La televisión nos hace ver que hay espíritus buenos y otros malos. Sin embargo, la Palabra de Dios claramente enseña que estas "manifestaciones" espirituales del otro mundo son productos del espiritismo y la consulta a los muertos, lo cual Dios prohibe (Levítico 20.27; Deuteronomio 18.10; Jeremías 27.9-10; Apocalipsis 21.8; 22.15).
"Trick or Treat"
"Trick or treat" es una frase muy común usada por los que participan en la celebración de Halloween. "Trick" significa truco o maldad; "treat" significa obsequio o regalo. La idea de la frase es bien simple: ?Me das un regalo o te hago una maldad. Esta frase no es tan inocente como se presenta, sino que habla de un aspecto histórico y verídico de esta celebración: En aquella noche, mucha gente se disfrazaba e iba en busca de ofrendas para los espíritus. Cuando alguien no les daba una ofrenda, ellos le hacían daño con sus bastones, los cuales muchas veces tenían puntas bien afiladas. Una vez más el significado: "Me das un regalo o te hago una maldad". La idea o insinuación de hacerle daño a otra persona es antibíblica (Romanos 12.17-19; 13.10; 1 Tesalonicenses 5.15; 1 Pedro 3.9).
Los disfraces
El uso de máscaras o disfraces ha sido una práctica muy popular en los ritos de magias y ceremonias paganas de muchos pueblos primitivos. Se usaban los disfraces para representar los espíritus que invocaban, para las danzas, para las guerras y otras actividades. Sin embargo, el propósito principal de la utilización de disfraces era esconder la identidad de la persona, lo cual pone en manifiesto el verdadero deseo de Satanás de ser adorado. "Y esto no es nada raro, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz" (2 Corintios 11.14, DHH).
"Tenemos que ser diferentes"
No hay duda alguna que Dios espera que seamos diferentes. La iglesia de Cristo no es de este mundo y no debe "perderse" en las tradiciones de este mundo, especialmente si éstas no glorifican a Dios. Halloween nunca ha sido ni será un tributo a la luz ni a las cosas de Dios. ¡Halloween ni siquiera pretende ser eso! Esta fiesta no es otra cosa sino la continuación de un culto pagano que ha ido obteniendo la aceptación de muchos en la iglesia de todos los tiempos. La Palabra nos enseña que "no podemos servir a dos señores" (Lucas 16.13); y el Señor nos reta a que nos apartemos de toda iniquidad (2 Timoteo 2.19). La Biblia Católica Harder, mejor que ninguna otra dice así: "Apartaos de toda apariencia de mal" (1 Tesalonicenses 5.22). Es interesante el lenguage que usa esta versión: En ningún momento dice que nos apartemos del mal o de lo que claramente ha sido definido como el mal; sino que todo aquello que se parezca a lo malo. Esto es bien importante, pues, hay muchas cosas que a simple vista no se ven malas, pero cuando nos detenemos a mirarlas con más atención, buscando sinceramente la verdad, nos damos cuentas que tienen apariencia de mal. La Biblia nos dice que en tal situación debemos apartarnos de eso.
Como creyentes, tenemos la responsabilidad de evaluar las actividades que practicamos: ¿Glorifican a Dios? ¿Edifican la vida espiritual? ¿Contribuyen a la evangelización de este mundo? O, ¿tienen apariencia de mal? Creo que el lector es bien entendido de lo que el Señor nos comunica a través de este artículo. Oro al Señor para que este material sea usado para llevar bendición al pueblo de Dios y que todos podamos hacer lo que es correcto ante Dios y el mundo que nos rodea y que constantemente nos está observando.